Seguramente todos recordamos la primera vez que nos enteramos de que existía una cosa llamada Napster que nos permitía bajar canciones de manera gratuita y nos daba acceso a una biblioteca musical virtualmente ilimitada. Si bien este rudimentario “peer to peer" tenía varias limitantes y el ancho de banda no era realmente bueno, Napster si representó una revolución que cambió para siempre la industria musical para siempre. Hubo quien aseguró que el intercambio digital de archivos en mp3 significaría la muerte de la industria musical, yo creo que en la medida de lo posible debemos abstenernos de hacer predicciones.
En la actualidad es posible descargar de la red prácticamente cualquier cosa, y la forma de obtener música, películas, libros, etc. Se ha simplificado y sofisticado, existen aun los sitios de FTP, los torrents, sitios como Taringa! y los servicios como Megaupload o Rapidshare sólo por nombrar algunos. Inclusive algunos sitios como thepiratebay.org abogan por el libre derecho a compartir información digital sin restricciones con sus servidores ubicados en países ajenos a las persecuciones legales esquizofrenicas de disqueras y distribuidoras cinematográficas, todo esto desde una postura filosófica que tiene que ver con el derecho al acceso a la información y el acervo cultural de la humanidad como derecho humano.
Así pues hoy en día tenemos acceso casi irrestricto a cualquier tipo de información que exista en su versión digital. Desde hace ya varios años en la red circulaban versiones digitalizadas de cómics en jpg o pdf, no había una gran variedad de opciones pero ya se adivinaba que era sólo cuestión de tiempo para que al igual que con las colecciones musicales la librería de cómics digital iría creciendo de manera exponencial.
Hace algunos años, con la creación de archivos cbr junto sus respectivos programas lectores permitió que el compartir cómics digitales fuera mas atractivo y accesible a los internautas.
Las grandes compañías editoriales no han sido ajenas a este fenómeno, incluso este mismo año estamos a menos de una semana de que DC Comics inicie la venta en paralelo de sus impresos con su versión digital, Marvel tiene ya una oferta bastante extensa de material de catálogo e incluso editoriales más pequeñas ya brindan acceso a sus bibliotecas digitales. Aquí en México tenemos el caso de editorial resistencia que ya ofrece versiones digitales de sus publicaciones agotadas.
Los cómics informáticos llegaron para quedarse, sin embargo aun existen algunas limitaciones técnicas que hay que sortear. Las plataformas para correr programas lectores de cbr son variadas, desde lectores para el psp, los celulares con android, opciones para deskstops y sobre todo la opción mas reciente y viable según mi punto de vista: las tablets.
En lo particular encuentro difícil e incómodo leer libros o cómics en pantallas diminutas y si bien hay algunos cómics ajustados a este formato para mejorar la experiencia de lectura no me encuentro convencido, así mismo la brillantez de un monitor convencional también complica la lectura. La mejor experiencia que he encontrado para la lectura de cómics digitales ha sido el ipad, el tamaño de su pantalla es lo más cercano a una hoja regular de cómic, las funciones de ajuste de brillo y la capacidad de cambiar de hoja con el toque del dedo índice contribuye a la experiencia. Hoy en día las opciones y precios van permitiendo que un mayor número de personas tenga una tableta, además debemos considerar que el mercado de las mismas ha venido creciendo en los últimos años. Todo esto es lo que me hace pensar que en lo que se refiere al arte secuencial digitalizado ya no hay vuelta atrás.
Hasta aquí todo parece prometedor para la evolución del cómic, sin embargo la facilidad de compartir material en la red trae de la mano a su contraparte: la piratería.
Sin pretender ser este texto una aproximación moral, valdría la pena considerar parámetros éticos, artísticos y económicos ante la posibilidad de obtener de manera gratuita prácticamente cualquier ejemplar o incluso colecciones completas. Como todo negocio, la creación de cómics continuará mientras sea negocio, en el momento que algo deja de ser redituable desaparece el producto. Si bien hay quien puede argumentar que siempre habrá cómics independientes, underground o de autor que busque más la difusión que la ganancia monetaria el problema es más claro en las editoriales que mantienen personajes consagrados en el gusto popular generados por las grandes editoriales. Si bien hay quien piensa que Marvel y DC son las guardianas de sus sueños infantiles la verdad es que son empresas y por lo tanto se rigen por la viabilidad económica, como dice el dicho gringo no money no honey.
Un área que me parece gris de todo esto es qué hacer con aquellas series que ya no se consiguen en el mercado del back issue o de los compendios recopilatorios, tal vez no deberíamos resignarnos a no leer el material que ya no se encuentra fácilmente disponible de manera física. Otro argumento que he escuchado con frecuencia sobre las bondades de descargar cómics es la falta de dinero, si bien en este texto no debatiremos si el cómic es arte o no, lo que sí es claro es que es entretenimiento y como tal es un gasto superfluo la mayoría de las veces.
¿Representa un peligro para la viabilidad de los cómics como negocio el mundo del intercambio de archivos en cbr de material con copy right? La respuesta definitiva no puedo darla, pero en principio diría que sí, si ya lo leíste ¿para qué comprarlo?. Sin embargo hay que considerar lo que ha pasado en otras industrias, ni las disqueras hay desaparecido, ni la gente deja de ir al cine ni se deja de comprar libros, la cuestión es que estas industrias han sabido ajustarse a los cambios y han creado nuevos modelos de negocios, y no solo ellos, también los creadores y artistas han tenido que aprender nuevas habilidades para entender como está el mercado. En la industria musical tenemos un ejemplo claro: Trent Reznor de NIN ofrece de manera gratuita su material musical para descarga con la opción al fan de hueso colorado de comprar la versión física del disco, en el caso del mundo de las viñetas Warren Ellies ha hecho lo mismo con su serie Freak Angels permitiendose total libertad creativa. Recordemos también que por lo menos en las grandes editoriales americanas el negocio nunca ha sido realmente vender cómics, el jugo se encuentra realmente en las licencias, en explotar comercial mente a los personajes que aparecen en papel, ya sea en playeras, lápices y sobre todo actualmente en producciones cinematográficas que generan carretadas de dinero, no sé si alguien ha tenido el ocio de sumar cuanto han generado en ganancias todas las películas de supehéroes de Marvel, pero estoy seguro que son prácticamente astronómicas.
Muchos aún conservamos la nostalgia por la versión física, una especie de fetichismo por sentir el papel en los dedos y oler la tinta de un cómic nuevo, sin embargo ya existe toda una generación a quien esto le es ajeno. De lo que sí estoy seguro es que siempre habrá espacios para el cómic de papel, aunque también los formatos están cambiando.
Hace un tiempo Disney compro Marvel, lo cual indica que la proyección de ganancias para los próximos años es prometedora, porque ojo, Disney es una megacorporación que casi siempre sabe lo que hace en lo que a temas financieros se refiere.
Haciendo un poco de historia ni la radio mató a los periódicos, ni la tele mató a la radio, ni el cine mato al teatro, ni las videcaseteras (o DVD´s) mataron al cine y ni siquiera el internet con su omnipotencia y omnipresencia ha terminado con ninguno de los medios anteriores
Si de algo estoy seguro es que cómics siempre va a haber, en diferentes formatos y habrá opciones para todos, su llegada al mundo digital aseguran su permanencia, no desaparecerán.
El presente escrito va dedicado al foro llamado la Novena dimensión, un gran proyecto que en sus cuatro años de existencia se ha consolidado como el mejor sitio para encontrar cómics de todo tipo, mantenido por una comunidad de comprometidos fans que aman los cómics.
Felicidades por su aniversario y les deseo muchos años más.
